MERECIMIENTO VS. MÉRITO

Hay una fuerte conexión entre merecimiento y éxito. Y también una fuerte conexión entre desmerecimiento y fracaso.

Desde pequeños te educan en el sistema de premio y castigo. Si eres bueno, si te portas bien, si tienes éxito en los estudios, te premian. Si eres "malo", si te portas "mal", si no complaces a tus padres, a los otros, a los adultos, a la sociedad; si no tienes éxito en los estudios, único "deber importante" para ser ciudadano de éxito, te castigan.

Sin darte cuenta, estableces una asociación entre complacer y ser premiado ... porque la de no complacer y ser castigado la tienes clara... pero la primera se entiende que es "natural" no la analizas lo que deberías. Y de ese modo te sientes merecedor porque tienes éxito.

Hay una valla, una frontera... entre el bucle de los premiados y el bucle de los castigados. Unos van siempre a mejor y los otros a peor. Saltarla es complicado.

Pero de eso no va este escrito. Va de algo más sutil.

Incluso si eres premiado, lo eres por unas formas de comportamiento concretas. Establecidas como buenas en esta sociedad. Eres merecedor si... Eres merecedor condicional. A cada quien según sus méritos.

La gratuidad: merecer porque sí, merecer porque eres humano, porque eres una criatura divina, porque existe un lugar, cualquiera que sea, que es sólo para ti ... La gratuidad, la incondicionalidad, no está contemplada.

Por tanto, cada vez que escapas del redil de lo correcto, se produce en ti alguna sensación de fracaso, alguna sensación de que no vales, de que no mereces... Y te armas entonces de mil consignas de rebeldía para volver a merecer, pero esta vez, siendo libre.

Sí, escoge todos los argumentos que quieras para considerarte merecedor, por más excluido que estés de lo que se considera correcto. 

Pero, sobre todo, atiende a lo sigue:

El merecimiento real, el poder disfrutar de esta vida, sin formas concretas, sin metas predefinidas; el poder encontrar tu lugar de autorrealización, sin clichés, sin promesas empresariales; el tener éxito en el desarrollo libre de lo que está destinado a ti, aunque no sea un éxito constante, sin picos o altibajos; el merecimiento de la alegría, de la paz, de buenas relaciones, de encontrar tu camino profesional, aunque no sean fórmulas de enriquecimiento rápido... Todo eso, con sus más y sus menos, sí es para ti, te portes como te portes, seas quien seas. 

La valla del premio y el castigo es la que hace creer que éxito es todo bueno, sin nada malo, y fracaso es todo malo sin nada bueno. Entonces mereces pertenecer al grupo de privilegiados o no mereces.. y sigues formando parte de la masa de desfavorecidos.

Pero no es eso. No va de eso la cuestión.

Eres merecedor de una vida digna. Eres merecedor de una vida libre. Eres merecedor de tener el sustento necesario para tu dignidad y tu libertad. Eres merecedor de autorrealizarte profesionalmente y desde ahí -ojo, desde ahí- obtener unos beneficios que vienen de ese disfrutar de lo que haces. Eres merecedor de unas relaciones personales satisfactorias, de encontrar personas que te quieren como eres, más que nada porque tú mismo ya te mereces.

Todo esto está escrito en tus genes. En tu humanidad. En ser persona. Todo eso te mereces porque sí. Hagas lo que hagas, gratis. Sólo tienes que respetarte a ti mismo y salir del bucle del premio o del castigo.

Pero si no te parece suficiente. Si lo que quieres es pertenecer al grupo de privilegiados que se esfuerzan día tras día en sostener su bucle de complacencias y méritos. Sigue luchando o empieza a considerar que quizás, te mereces el grupo de los fracasados por querer tirar demasiado lejos. 

La valla, la diferenciación existe porque nadie apunta al término medio y menos aún a su propio medio. A lo que necesita, no su mente, sino su corazón.

Recuerda, merecimiento es del corazón, de la persona, de lo humano. Mérito es entrar en cualquiera de los dos bucles, el del éxito o del fracaso.


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